Hubo una inundación muy grande en un pueblo pequeño. Todas las personas buscaron la manera de salvarse, pero un hombre se quedó solo en ese lugar, subió al techo de su casa y rezaba incansablemente, pidiendo que Dios lo salvara.
Éste confiaba plenamente en el Señor y estaba seguro que lo salvaría. De repente, fue interrumpido por un hombre que pasaba en una balsa invitándolo a subir. Sin embargo, el hombre respondió: “Dios me salvará”, y lo dejó ir.
Luego pasaron un hombre en un bote, seguidamente una lancha y finalmente un helicóptero.
A todos los rechazó diciendo: “Dios me salvará.”
Finalmente, se ahogó y llegó al cielo. Dios lo recibió a la entrada.
El hombre, molesto, le dijo a Dios:
“¿Por qué no me salvaste si yo confiaba en ti?”
Dios le respondió: “¿Y la balsa, el bote, la lancha y el helicóptero que te mandé?